Nada más relevante estas semanas que las celebraciones del Reino Unido y del Vaticano. Gracias a Televisa pude seguirlas sin distraerme con otras noticias menores, aunque ya extraño el fondo de las cúpulas de la basílica de San Pedro que impregnaron con una atmósfera casi sagrada las notas de Joaquín sobre los últimos ejecutados del norte de México o los baños de sangre en Libia y en Siria. Lo bueno es que ya dormiré tranquila, sin que me quite el sueño la duda sobre el tipo de tiara que llevaría Kate Middleton el día de su boda y sobre la forma que tendría la reliquia de oro donde vaciarían la auténtica sangre de Karol Wojtyla, esa que colocaron en la Abadía de Westminster, perdón, en el Vaticano. Uno ya se confunde ante ritos tan majestuosos.
Qué bueno que hay suficientes fondos en la Secretaría de Hacienda para que Felipe Calderón y los obispos hayan podido viajar a Roma, porque así tomarán ejemplo de los méritos de Juan Pablo II que nadie menciona, pero que está documentado que realizó durante los 27 años de su papado:
1) En alianza con Ronald Reagan, Juan Pablo II contribuyó al fin del comunismo, así como a la imposición de un sistema económico y de un pensamiento único en todo el mundo (Carl Bernstein y Marco Politi, Su santidad, Bogotá, 1996).
2) Su catecismo llevó a revertir el descenso de la fecundidad en México; los gobernantes papistas de la última década llevaron a disminuir el uso de anticonceptivos en adolescentes: actualmente hay más de 700 mil mujeres de entre 15 y 19 años que ya son madres, y otras 8 mil niñas de 12 a 14 años (Censo 2010).
3) En México la tasa de aborto por cada mil mujeres aumentó de 25 a 33, en 20 años (Fátima Juárez et al., Barreras para la maternidad segura en México, Guttmacher Institute, 2010); al tiempo que las tasas de aborto mostraron una reducción por aumento en el uso de anticonceptivos en Europa, Canadá y Estados Unidos.
4) En El Salvador y Nicaragua crearon las leyes más restrictivas del mundo, únicos países donde se obliga a tener un hijo a las embarazadas por violación, o a morirse, si un embarazo pone en peligro sus vidas; en 17 entidades de México legisladores cambiaron las constituciones siguiendo el ejemplo de esos países.
5) Nunca actuó en consecuencia, pero el Papa recibió el caso de las monjas que demandaron haber sido violadas en 23 países, forzadas por curas para tener sexo, obligadas a tomar la píldora y, en caso de resultar embarazadas, forzadas a abortar, o bien expulsadas. (María O’Donohue y Maura McDonald, National Catholic Reporter, 1995).
6) Guardó silencio ante los más de 100 mil niños (81 por ciento varones, menores de 14 años en su mayoría) que sufrieron abuso sexual por parte de 6 mil sacerdotes católicos (9 por ciento del total) en Canadá, Irlanda, Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Holanda, México, Bélgica, Francia y Alemania, entre otros. (Karen Terry, The nature and scope of sexual abuse of minors by catholic priests 1950-2002, 2006).
7) Wojtyla impidió que los pederastas fueran demandados ante las autoridades, a pesar de los ruegos de las víctimas. Él nunca reclamó al cardenal Bernard Law ni a Marcial Maciel por los múltiples abusos sexuales que cometieron por décadas, sino que los cubrió, perdonó y hasta elogió públicamente.
8) No se entiende por qué dejaron el catolicismo 4 millones de mexicanos malagradecidos (en 10 años), y que ahora los jóvenes prefieran la unión libre al matrimonio (Censo 2010), ni que la mitad utilice el condón en vez de recurrir a la abstinencia, como fueron sus enseñanzas.
9) Su promoción de la homofobia ha llevado al rechazo de padres de gays, lesbianas y bisexuales, logrando que sus hijos e hijas sean más vulnerables a la depresión, las adicciones y el suicidio (Cathy Renna, “Family rejection as a predictor of negative health outcomes in white and latino LGB”, Journal of the American Academy of Pediatrics, enero de 2009).
10) ¡Qué decir de sus milagros! Logró que sor Marie Simon-Pierre Normand se curara del Parkinson, y hay quien dice que la eliminación de Bin Laden es su segundo milagro, pero no se ha confirmado. Como yo no pude acercarme a su cuerpo exhumado, le voy a pedir al divino Papamóvil, el que quedó al frente de nuestra basílica, que interceda ante Dios para apaciguar la violencia, tal como pidió Calderón en su visita a Roma, sin duda la solución más inteligente que se ha planteado.
No cabe duda de que los rituales ordenan el universo y domestican las emociones, como dice Víctor W. Turner (El proceso ritual, Taurus,1988), pero no estoy de acuerdo en que las celebraciones rituales se arman cuando hay situaciones muy conflictivas, o cuando hay que elevar el estatus de algún líder. ¿Qué situación querrían tapar los ingleses o los curas con estas ceremonias? ¿Y qué mejor estatus que el de “siervos de Dios”, que ilumina hoy el prestigio de los jerarcas católicos y de nuestros gobernantes?
¡Todos a la marcha del domingo 8!
lunes, 13 de junio de 2011
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