lunes, 25 de abril de 2011

“Políticamente correcto”

11 marzo 2011.

Defender los derechos de las mujeres se ha vuelto “políticamente correcto”, adverbio y adjetivo que se aplican a temas ligeros o light, es decir, asuntos que a nadie molestan, y que tampoco comprometen. Esta semana, todos los políticos se ufanan de luchar contra la desigualdad de género. Hasta los gobernantes del PAN celebran el Día Internacional de la Mujer, como si se nos olvidara que han atentado de manera muy grave contra sus derechos: en los últimos 10 años han sido asesinadas más de 10 mil mujeres y niñas en el país, un promedio de 120 mil han sido violadas anualmente; han detenido los libros de texto y las campañas de educación sexual; y por principios, votan contra el derecho a la maternidad voluntaria. Qué decir de los gobernantes del PRI: Mario Marín encubrió a pederastas, en Chihuahua no ha habido voluntad para frenar los feminicidios, representantes de este partido rechazaron la alerta de género ante el patrón sistemático de violencia contra las mujeres del estado de México, mientras Enrique Peña Nieto presenta un paquete de reformas para proteger al sexo femenino por ser “una inspiración para el trabajo”, algo así como sus musas; al colmo se llegó con la presidencia de Beatriz Paredes, cuando sus legisladores se pusieron de acuerdo con los obispos y arzobispos para cambiar 17 constituciones estatales para poder perseguir y encarcelar a las mujeres que recurren al aborto. En las últimas décadas, los políticos del PRI y del PAN han buscado la legitimidad de la Iglesia católica y han ido filtrando el narcotráfico en las esferas gubernamentales, hasta llegar a la actual militarización y violencia que tanto ensombrece nuestra vida cotidiana.
Las indígenas son las principales víctimas. En el sexto Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, celebrado esta semana en la comunidad nahua de Hueyapan, ellas reconocieron que el camino es largo y las tareas inmensas. Su agenda busca incidir desde lo local hasta lo global en la articulación y el liderazgo que representa la inclusión de género, expusieron su indignación por la creciente militarización de los territorios indígenas, pidiendo la salida de las fuerzas castrenses en esas zonas. Exigen castigo para los militares que abusan de mujeres indígenas: recordaron a Ernestina Ascencio Rosario, violada por militares en febrero de 2007, según se desprende del informe del perito médico forense; así como el caso en Guerrero donde la justicia mexicana exhibió sus aberraciones ante la violación y las torturas, cometidas por soldados en 2002, contra Inés Fernández y Valentina Rosendo. Además demandan derechos sexuales y reproductivos: acceso a la información con enfoque intercultural y metodología apropiada sobre los derechos a la salud sexual y reproductiva, acciones de prevención y acceso a los métodos anticonceptivos, certificar los partos atendidos por parteras así como el registro de nacimiento e identidad legal, incorporar en la currícula escolar la educación sexual y reproductiva con enfoque diferencial con acompañamiento de mayores y sabias indígenas.
Los únicos políticos que han ampliado el ejercicio de los derechos de las mujeres más allá del discurso “políticamente correcto” son quienes gobiernan la ciudad de México desde hace 13 años. Acorde a la plataforma del PRD en esta ciudad de vanguardia, la mitad de las secretarías de Estado han estado encabezadas por mujeres, desde el 2000 se abrió el acceso a un aborto seguro y expedito en casos de violación, salud y riesgo de vida; en 2007 se aprobó la interrupción legal del embarazo por decisión de la mujer, hasta la semana 12 de gestación; se publicó el libro Tu futuro en libertad para informar a adolescentes sobre sus derechos sexuales y reproductivos; se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo; se reglamentó la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Distrito Federal, se modificó el Código de Procedimientos Penales para garantizar la seguridad física y sicoemocional de las mujeres que viven en situación de violencia, quienes cuentan con atención integral médica, sicológica y acompañamiento jurídico con abogadas especializadas; en el Metro y en las 16 delegaciones del Inmujeres DF operaran módulos de atención y denuncia de abusos sexuales; y se trata de una entidad donde la planeación presupuestal se diseñó con perspectiva de género.
Cien años de conmemoración del Día Internacional de la Mujer fueron necesarios para transformar un tema controversial en “políticamente correcto”, por eso es oportuno recordar que es la agenda de la izquierda: en 1911 delegadas de la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague acompañaron la propuesta de la dirigente comunista alemana Clara Zetkin, y sumaron esfuerzos en la lucha por los derechos de las trabajadoras, por el derecho al voto y por un frente común contra la discriminación.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos que acaba de aprobar el Senado tiene que transformarse en políticas públicas para garantizar la igualdad y dignidad de todos y todas, alcanzando a las indígenas y menores de edad, a pobres y ricas, creyentes y no creyentes, y a quienes tienen diferentes preferencias sexuales, como se agregó al primer artículo de nuestra ley suprema. Para ejercitar nuestros derechos las mujeres necesitamos gobiernos de izquierda que no hagan alianza con las derechas, para ir más allá de la letra y de los bonitos discursos, esos que sólo suenan con motivo del Día Internacional de la Mujer.

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