17 de junio de 2011.
Después de la guerra fría los derechos humanos se han convertido en el único marco de defensa de la ciudadanía ante los abusos de poder de las autoridades; ojalá que la reciente reforma constitucional logre evitar que los estados siguan actuando contra la igualdad, la libertad y la dignidad de las personas.
Cuando gobernadores, alcaldes y funcionarios roban o desvían los recursos del erario, maltratan o mandan matar a ciudadanos, resulta obvio el abuso de poder, el daño y el pisoteo a los derechos humanos; aunque nuestro sistema de injusticia e impunidad deje en libertad a quienes los violentan.
Al lado de esas agresiones de Estado, coexisten otras con daños menos tangibles. Como cuando Emilio González Márquez, todavía siendo alcalde, editó un libro de texto “oficial” haciendo una apología de la religión católica; cuando regaló un nacimiento artesanal al Vaticano, con un costo de un millón de pesos, con cargo al erario. Al colmo llegó en 2008, siendo ya gobernador, y del mismo fondo estatal donó 30 millones de pesos a la arquidiócesis de Guadalajara para la construcción de un santuario dedicado a los cristeros; la llamada macrolimosna tuvo que devolverse ante la movilización social y 7 mil quejas interpuestas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ). A tres años de distancia, resulta increíble que dicha comisión notifique que las quejas carecen de sustento y que el gobernador no violó el Estado laico, ni el artículo 130 de la Constitución federal; que no quebrantó la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público (LAR), ni incurrió en discriminación religiosa en prejuicio de otras iglesias y ciudadanos.
Como nos informa Laura Campos, historiadora de la Universidad de Guadalajara, el argumento de que “el recurso no fue entregado a una asociación religiosa sino a una asociación civil debidamente registrada” quiere ocultar lo que nadie ignora: que la fundación beneficiaria, Pro Santuario de los Santos Mártires Cristeros, fue creada para triangular los recursos del erario que tenían como destinatario al arzobispado de Guadalajara.
¿Qué derechos humanos se están violentando con esas acciones? Se violenta el derecho a la educación laica, a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, los cuales se sustentan en el Estado laico. El derecho a la educación laica se establece en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la Convención de los Derechos del Niño, en la Ley General de Educación y en la Ley de Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes. El segundo y tercer apartados del artículo tercero constitucional establecen que: “I. Garantizada en el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”. El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión se sustenta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 24 constitucional: “Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”. El Estado laico se reconoce en el artículo 130 constitucional: “Las autoridades no intervendrán en la vida interna de las asociaciones religiosas; queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa (…) No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político”. La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público (LAR) establece en su artículo tercero que: “El Estado mexicano es laico. El mismo ejercerá su autoridad sobre toda manifestación religiosa, individual o colectiva, sólo en lo relativo a la observancia de la Constitución, tratados internacionales ratificados por México y demás legislación aplicable y la tutela de derechos de terceros. El Estado no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión alguna –las cursivas son mías–. Tampoco a favor o en contra de ninguna iglesia ni agrupación religiosa”. El artículo 30 de la LAR precisa que el órgano sancionador será una comisión integrada por funcionarios de la Secretaría de Gobernación y que: “la autoridad notificará al interesado de los hechos que se consideran violatorios de la ley, apercibiéndolo para que dentro de los quince días siguientes al de dicha notificación comparezca ante la comisión mencionada para alegar lo que a su derecho convenga y ofrecer pruebas”. En el artículo 31 se especifica que: “Las infracciones a la presente ley se sancionarán tomando en consideración (...) I. Naturaleza y gravedad de la falta o infracción; II. La posible alteración de la tranquilidad social y el orden público que suscite la infracción; III. Situación económica y grado de instrucción del infractor; IV. La reincidencia, si la hubiere, y V. El daño causado”.
Un grupo de organizaciones civiles impugnarán el carpetazo de la CEDHJ ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Porque en el caso de Jalisco la falta es grave: se desviaron más de 30 millones de pesos; se alteró la tranquilidad social, principalmente al excluir a los jaliscienses que no son católicos (588 mil 600 según el Censo 2010) o aquellos cuyo catolicismo se distancia del que promueve Juan Sandoval Íñiguez; hay solvencia en el infractor como para exigirle el pago de multa; hay reincidencia de la falta –al menos en tres ocasiones– y el daño causado es grave, el dinero del erario sólo puede donarse a organizaciones civiles que ofrezcan servicios para la población necesitada del estado y no para la construcción de templos.
viernes, 17 de junio de 2011
lunes, 13 de junio de 2011
Madres adolescentes 3 de junio 2011
Madres adolescentes
3 de junio 2011
Ser madre adolescente es un signo de exclusión social: representan el sector femenino de las ninis. La oportunidad de concentrarse en estudiar y formarse bien durante la segunda década de vida tendría que ser un derecho humano. Hay que impulsarlo ahora que nuestra Constitución reconoce por primera vez los derechos humanos para todas las personas, porque sacar generaciones bien preparadas es una palanca para superar la dependencia y el subdesarrollo.
Ni siquiera es universal el acceso a la educación secundaria en nuestro país: aunque desde 1993 es obligatoria, una tercera parte deserta antes de terminar ese nivel. De acuerdo con un estudio realizado por el CRIM con adolescentes que viven en municipios marginados, las razones de abandono escolar son diversas: 24.5 por ciento por no tener recursos económicos; porque ya no les gustó estudiar, 22.3; porque hay que trabajar, 11; por matrimonio, 14.1, y 1.7 por ciento abandonó la escuela por embarazo (Ana María Chávez Galindo et al., Diagnóstico nacional sobre el rezago educativo que presentan las madres jóvenes y las jóvenes embarazadas en relación con la educación básica, CRIM-UNAM, 2010).
Las restricciones del sistema educativo y del mercado laboral condenan a la frustración a millones de adolescentes que viven en zonas rurales y urbano-marginales. Sus actividades son muy diferenciadas por sexo: ellas se dedican a los quehaceres del hogar y a cuidar niños, propios o ajenos; de ellos se espera que generen ingresos, pero son chicos con fracasos escolares y frustraciones laborales.
Setecientas mil adolescentes han optado por embarazarse, sus padres las empujan a casarse jóvenes para disminuir la carga familiar. El abandono escolar antecede al embarazo: no dejan la escuela por un embarazo sino que dejan de estudiar para unirse o casarse y tener hijos.
Iniciar la vida sexual entre los 15 y 19 años es una práctica global en todos los estratos económicos, antes ocurría a edades menores, como todavía ocurre en las zonas marginadas. La mitad de las mujeres mexicanas se inician antes de cumplir 20 años y la proporción de hombres es mayor, aunque con motivaciones distintas: la procreación no es la principal meta para tener sexo, las chicas se inician por espontaneidad, romanticismo, amor y por necesidad de compañía; los hombres refieren un impulso irreflexivo, por placer y satisfacción sexual.
Entre las adolescentes que se embarazan, cerca de la mitad no lo deseaban, son quienes quieren seguir estudiando las que enfrentan embarazos no deseados, chicas con mayores expectativas. Se embarazan porque tienen confusiones: creen que no se pueden embarazar en un solo encuentro sexual, desconocen la etapa fértil de su ciclo menstrual, no traen anticonceptivos porque temen ser descubiertas por sus padres, sienten que se pierde espontaneidad y otras tienen parejas que no usan o no quieren que ellas los usen.
El estudio incluye una encuesta a estudiantes de las secundarias de municipios marginados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas. Realizan trabajo remunerado además de estudiar, 8.6 y 27 por ciento de las y los estudiantes, respectivamente. El 80 por ciento ha recibido educación sexual en la escuela, aunque de calidad cuestionable: saben que el condón previene embarazos e infecciones de transmisión sexual pero tienen muchas confusiones respecto al funcionamiento y uso de los métodos anticonceptivos: 90 por ciento no sabe cómo utilizar las pastillas, la mitad cree que las deben tomar cada vez que se tienen relaciones, desconocen cuándo se usan los inyectables y tampoco saben cómo practicar el ritmo. El 75 por ciento utilizarían la píldora de anticoncepción de emergencia, sin saber bien a bien su uso. La tercera parte está de acuerdo en que aborte una mujer embarazada por violación y más de la mitad cuando la vida de la madre está en peligro o tenga sida. A menor edad hay mayor aprobación y se recurre más a Internet para buscar información. La mayoría desea dos a tres hijos, excepto las que ya son madres, éstas dicen que uno es suficiente.
La falta de acceso a una educación sexual de calidad, a los anticonceptivos y a servicios de salud reproductiva en zonas de rezago social propicia una percepción casi fatal entre tener sexo, casarse y tener hijos. Sólo así se explica que la posibilidad de un embarazo sea la razón para que 70 por ciento de ellas y 45 de ellos desaprueben las relaciones sexuales antes del matrimonio, aunque sabemos que “la calentura” les ganará antes. Perder la confianza de los padres es otra razón para rechazar las relaciones premaritales en la mitad de los casos, en tanto que sólo 14.6 por ciento de las estudiantes refiere razones religiosas.
Tener acceso a una educación media y superior de calidad, a una sexualidad libre y plena, a ser madre o padre cuando se quiere y se tienen las condiciones, tendrían que ser derechos humanos y no lujos de clase.
3 de junio 2011
Ser madre adolescente es un signo de exclusión social: representan el sector femenino de las ninis. La oportunidad de concentrarse en estudiar y formarse bien durante la segunda década de vida tendría que ser un derecho humano. Hay que impulsarlo ahora que nuestra Constitución reconoce por primera vez los derechos humanos para todas las personas, porque sacar generaciones bien preparadas es una palanca para superar la dependencia y el subdesarrollo.
Ni siquiera es universal el acceso a la educación secundaria en nuestro país: aunque desde 1993 es obligatoria, una tercera parte deserta antes de terminar ese nivel. De acuerdo con un estudio realizado por el CRIM con adolescentes que viven en municipios marginados, las razones de abandono escolar son diversas: 24.5 por ciento por no tener recursos económicos; porque ya no les gustó estudiar, 22.3; porque hay que trabajar, 11; por matrimonio, 14.1, y 1.7 por ciento abandonó la escuela por embarazo (Ana María Chávez Galindo et al., Diagnóstico nacional sobre el rezago educativo que presentan las madres jóvenes y las jóvenes embarazadas en relación con la educación básica, CRIM-UNAM, 2010).
Las restricciones del sistema educativo y del mercado laboral condenan a la frustración a millones de adolescentes que viven en zonas rurales y urbano-marginales. Sus actividades son muy diferenciadas por sexo: ellas se dedican a los quehaceres del hogar y a cuidar niños, propios o ajenos; de ellos se espera que generen ingresos, pero son chicos con fracasos escolares y frustraciones laborales.
Setecientas mil adolescentes han optado por embarazarse, sus padres las empujan a casarse jóvenes para disminuir la carga familiar. El abandono escolar antecede al embarazo: no dejan la escuela por un embarazo sino que dejan de estudiar para unirse o casarse y tener hijos.
Iniciar la vida sexual entre los 15 y 19 años es una práctica global en todos los estratos económicos, antes ocurría a edades menores, como todavía ocurre en las zonas marginadas. La mitad de las mujeres mexicanas se inician antes de cumplir 20 años y la proporción de hombres es mayor, aunque con motivaciones distintas: la procreación no es la principal meta para tener sexo, las chicas se inician por espontaneidad, romanticismo, amor y por necesidad de compañía; los hombres refieren un impulso irreflexivo, por placer y satisfacción sexual.
Entre las adolescentes que se embarazan, cerca de la mitad no lo deseaban, son quienes quieren seguir estudiando las que enfrentan embarazos no deseados, chicas con mayores expectativas. Se embarazan porque tienen confusiones: creen que no se pueden embarazar en un solo encuentro sexual, desconocen la etapa fértil de su ciclo menstrual, no traen anticonceptivos porque temen ser descubiertas por sus padres, sienten que se pierde espontaneidad y otras tienen parejas que no usan o no quieren que ellas los usen.
El estudio incluye una encuesta a estudiantes de las secundarias de municipios marginados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas. Realizan trabajo remunerado además de estudiar, 8.6 y 27 por ciento de las y los estudiantes, respectivamente. El 80 por ciento ha recibido educación sexual en la escuela, aunque de calidad cuestionable: saben que el condón previene embarazos e infecciones de transmisión sexual pero tienen muchas confusiones respecto al funcionamiento y uso de los métodos anticonceptivos: 90 por ciento no sabe cómo utilizar las pastillas, la mitad cree que las deben tomar cada vez que se tienen relaciones, desconocen cuándo se usan los inyectables y tampoco saben cómo practicar el ritmo. El 75 por ciento utilizarían la píldora de anticoncepción de emergencia, sin saber bien a bien su uso. La tercera parte está de acuerdo en que aborte una mujer embarazada por violación y más de la mitad cuando la vida de la madre está en peligro o tenga sida. A menor edad hay mayor aprobación y se recurre más a Internet para buscar información. La mayoría desea dos a tres hijos, excepto las que ya son madres, éstas dicen que uno es suficiente.
La falta de acceso a una educación sexual de calidad, a los anticonceptivos y a servicios de salud reproductiva en zonas de rezago social propicia una percepción casi fatal entre tener sexo, casarse y tener hijos. Sólo así se explica que la posibilidad de un embarazo sea la razón para que 70 por ciento de ellas y 45 de ellos desaprueben las relaciones sexuales antes del matrimonio, aunque sabemos que “la calentura” les ganará antes. Perder la confianza de los padres es otra razón para rechazar las relaciones premaritales en la mitad de los casos, en tanto que sólo 14.6 por ciento de las estudiantes refiere razones religiosas.
Tener acceso a una educación media y superior de calidad, a una sexualidad libre y plena, a ser madre o padre cuando se quiere y se tienen las condiciones, tendrían que ser derechos humanos y no lujos de clase.
Por una izquierda madura y de vanguardia 20 de mayo de 2011
Hoy resulta difícil pensar que la vía electoral pueda ser un camino para mejorar este cuerpo tan debilitado y tan herido, este México que desayuna y merienda entre miserias y narcofosas.
Debo confesar, sin embargo, que me levantó el ánimo la foto de Cuauhtémoc Cárdenas con Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, juntos apoyando la candidatura de Alejandro Encinas para gobernar el estado de México. Se trata de cuatro personas hacia quienes siento una gran admiración, no por su simpatía personal ni por sus discursos, sino por lo que han hecho, por lo que han logrado en la ciudad de México. Durante 14 años crearon y sostuvieron una política social consistente y de vanguardia, y han convertido este territorio en uno de los mejores sitios para vivir.
Estoy enamorada de mi ciudad pero no de los buenos políticos. Mi admiración por esos personajes no me ciega para identificar sus errores y defectos; son seres humanos y producto de sus circunstancias, pero no son santos, por fortuna. ¡Dios nos libre de que un santo nos gobierne! Todos vienen de “la vieja izquierda del PRI”, de “una izquierda de centro”, con excepción de Encinas –cuya trayectoria es más consistente, ¡él nunca se manchó con esas siglas!–. Cada uno fue rompiendo, en diferentes momentos, con ese partido que en 70 años llegó a perfeccionar los métodos más sofisticados de corrupción, manipulación y abuso del poder. Creo que muy pocos políticos de otros partidos tienen la estatura para gobernar con la honestidad y compromiso con que ellos y sus equipos lo han hecho.
Aquí voy a referirme a asuntos que incumben a mi especialidad: los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y de la juventud. Cuauhtémoc fue pionero: comenzó la lucha contra las desigualdades, desde el poder que le dimos los chilangos en 1997, cuando nos dejaron por primera vez elegir en las urnas a nuestro jefe de Gobierno en el DF; sólo tuvo tres años para crear una nueva política social más que asistencial, para fortalecer el Estado laico y empezar a marcar distancia con la visión de las derechas –las del PRI y las de los obispos–, quienes marcaban la pauta en el DF. Su programa fortaleció los derechos civiles y culturales de los ciudadanos, concretó en proyectos comunitarios reales las relaciones entre gobierno y sociedad civil, creó el primer Instituto de las Mujeres del país (desde entonces, los derechos de las mujeres han venido evolucionando de manera ejemplar). López Obrador tuvo casi seis años para desplegar un proyecto muy propositivo con base en los logros alcanzados por el ingeniero Cárdenas al frente de la ciudad. AMLO mantuvo al Instituto de las Mujeres sin mayores energías que las que le imprimieron las funcionarias a cargo, sus intereses estuvieron mucho más volcados en las becas para adultas y adultos mayores y madres solteras, en la fundación de escuelas preparatorias y planteles de nivel universitario, en la creación de empleos mediante la inversión en múltiples obras de la ciudad (el segundo piso, el Metrobús, etcétera). Escuela y empleo para la juventud, ejes que todos sabemos son estructurales para el desarrollo, y para evitar la violencia y el crimen, incluyendo el organizado; tal como se señala en el actual movimiento encabezado por Javier Sicilia. La comunidad gay, o LGBTI, no le perdona haber vetado la iniciativa para la Ley de Sociedades de Convivencia, su política excluyó a las y los jóvenes de la diversidad sexual, una comunidad que es víctima hasta de asesinatos por orientación sexual. A Encinas le tocó bailar con la más fea, creo que sólo él pudo mantener la paz en esa lucha de clases que representó el campamento de resistencia civil del Paseo de la Reforma, un movimiento que sostuvimos los chilangos “sin un vidrio roto”. Marcelo Ebrard hereda un Estado muy fortalecido por todas las políticas sociales ya institucionalizadas en el sexenio anterior, ancianos, estudiantes, jóvenes trabajadores, mujeres con servicios en todas las delegaciones. A Marcelo no le tembló la mano para abordar temas muy controversiales: el derecho al aborto y al matrimonio entre parejas del mismo sexo, una política de vanguardia, acorde a los retos del siglo XXI.
Sí, hay diferentes estilos en estos líderes, pero en lo sustancial no hay diferencias estructurales. Ellos mostrarían madurez y compromiso ético, al firmar un proyecto común que articule sus aciertos y apoyar a un solo candidato que lo suscriba y sea democráticamente elegido; están obligados a superar sus ambiciones y protagonismos personales, un defecto común a todos. Ese nuevo proyecto tendría que ser producto de la consulta constructiva, con las organizaciones civiles, con la ciudadanía, con los movimientos sociales.
Porque la clase política y los partidos se han encargado de desilusionarnos, Cárdenas, López Obrador, Encinas y Ebrard tienen hoy la oportunidad de cambiar y ayudarnos a levantar a México, aunque todavía no se vea con claridad si habrá luz al final de este túnel.
Debo confesar, sin embargo, que me levantó el ánimo la foto de Cuauhtémoc Cárdenas con Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, juntos apoyando la candidatura de Alejandro Encinas para gobernar el estado de México. Se trata de cuatro personas hacia quienes siento una gran admiración, no por su simpatía personal ni por sus discursos, sino por lo que han hecho, por lo que han logrado en la ciudad de México. Durante 14 años crearon y sostuvieron una política social consistente y de vanguardia, y han convertido este territorio en uno de los mejores sitios para vivir.
Estoy enamorada de mi ciudad pero no de los buenos políticos. Mi admiración por esos personajes no me ciega para identificar sus errores y defectos; son seres humanos y producto de sus circunstancias, pero no son santos, por fortuna. ¡Dios nos libre de que un santo nos gobierne! Todos vienen de “la vieja izquierda del PRI”, de “una izquierda de centro”, con excepción de Encinas –cuya trayectoria es más consistente, ¡él nunca se manchó con esas siglas!–. Cada uno fue rompiendo, en diferentes momentos, con ese partido que en 70 años llegó a perfeccionar los métodos más sofisticados de corrupción, manipulación y abuso del poder. Creo que muy pocos políticos de otros partidos tienen la estatura para gobernar con la honestidad y compromiso con que ellos y sus equipos lo han hecho.
Aquí voy a referirme a asuntos que incumben a mi especialidad: los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y de la juventud. Cuauhtémoc fue pionero: comenzó la lucha contra las desigualdades, desde el poder que le dimos los chilangos en 1997, cuando nos dejaron por primera vez elegir en las urnas a nuestro jefe de Gobierno en el DF; sólo tuvo tres años para crear una nueva política social más que asistencial, para fortalecer el Estado laico y empezar a marcar distancia con la visión de las derechas –las del PRI y las de los obispos–, quienes marcaban la pauta en el DF. Su programa fortaleció los derechos civiles y culturales de los ciudadanos, concretó en proyectos comunitarios reales las relaciones entre gobierno y sociedad civil, creó el primer Instituto de las Mujeres del país (desde entonces, los derechos de las mujeres han venido evolucionando de manera ejemplar). López Obrador tuvo casi seis años para desplegar un proyecto muy propositivo con base en los logros alcanzados por el ingeniero Cárdenas al frente de la ciudad. AMLO mantuvo al Instituto de las Mujeres sin mayores energías que las que le imprimieron las funcionarias a cargo, sus intereses estuvieron mucho más volcados en las becas para adultas y adultos mayores y madres solteras, en la fundación de escuelas preparatorias y planteles de nivel universitario, en la creación de empleos mediante la inversión en múltiples obras de la ciudad (el segundo piso, el Metrobús, etcétera). Escuela y empleo para la juventud, ejes que todos sabemos son estructurales para el desarrollo, y para evitar la violencia y el crimen, incluyendo el organizado; tal como se señala en el actual movimiento encabezado por Javier Sicilia. La comunidad gay, o LGBTI, no le perdona haber vetado la iniciativa para la Ley de Sociedades de Convivencia, su política excluyó a las y los jóvenes de la diversidad sexual, una comunidad que es víctima hasta de asesinatos por orientación sexual. A Encinas le tocó bailar con la más fea, creo que sólo él pudo mantener la paz en esa lucha de clases que representó el campamento de resistencia civil del Paseo de la Reforma, un movimiento que sostuvimos los chilangos “sin un vidrio roto”. Marcelo Ebrard hereda un Estado muy fortalecido por todas las políticas sociales ya institucionalizadas en el sexenio anterior, ancianos, estudiantes, jóvenes trabajadores, mujeres con servicios en todas las delegaciones. A Marcelo no le tembló la mano para abordar temas muy controversiales: el derecho al aborto y al matrimonio entre parejas del mismo sexo, una política de vanguardia, acorde a los retos del siglo XXI.
Sí, hay diferentes estilos en estos líderes, pero en lo sustancial no hay diferencias estructurales. Ellos mostrarían madurez y compromiso ético, al firmar un proyecto común que articule sus aciertos y apoyar a un solo candidato que lo suscriba y sea democráticamente elegido; están obligados a superar sus ambiciones y protagonismos personales, un defecto común a todos. Ese nuevo proyecto tendría que ser producto de la consulta constructiva, con las organizaciones civiles, con la ciudadanía, con los movimientos sociales.
Porque la clase política y los partidos se han encargado de desilusionarnos, Cárdenas, López Obrador, Encinas y Ebrard tienen hoy la oportunidad de cambiar y ayudarnos a levantar a México, aunque todavía no se vea con claridad si habrá luz al final de este túnel.
Príncipes y milagros del siglo XXI 6 de mayo 2011.
Nada más relevante estas semanas que las celebraciones del Reino Unido y del Vaticano. Gracias a Televisa pude seguirlas sin distraerme con otras noticias menores, aunque ya extraño el fondo de las cúpulas de la basílica de San Pedro que impregnaron con una atmósfera casi sagrada las notas de Joaquín sobre los últimos ejecutados del norte de México o los baños de sangre en Libia y en Siria. Lo bueno es que ya dormiré tranquila, sin que me quite el sueño la duda sobre el tipo de tiara que llevaría Kate Middleton el día de su boda y sobre la forma que tendría la reliquia de oro donde vaciarían la auténtica sangre de Karol Wojtyla, esa que colocaron en la Abadía de Westminster, perdón, en el Vaticano. Uno ya se confunde ante ritos tan majestuosos.
Qué bueno que hay suficientes fondos en la Secretaría de Hacienda para que Felipe Calderón y los obispos hayan podido viajar a Roma, porque así tomarán ejemplo de los méritos de Juan Pablo II que nadie menciona, pero que está documentado que realizó durante los 27 años de su papado:
1) En alianza con Ronald Reagan, Juan Pablo II contribuyó al fin del comunismo, así como a la imposición de un sistema económico y de un pensamiento único en todo el mundo (Carl Bernstein y Marco Politi, Su santidad, Bogotá, 1996).
2) Su catecismo llevó a revertir el descenso de la fecundidad en México; los gobernantes papistas de la última década llevaron a disminuir el uso de anticonceptivos en adolescentes: actualmente hay más de 700 mil mujeres de entre 15 y 19 años que ya son madres, y otras 8 mil niñas de 12 a 14 años (Censo 2010).
3) En México la tasa de aborto por cada mil mujeres aumentó de 25 a 33, en 20 años (Fátima Juárez et al., Barreras para la maternidad segura en México, Guttmacher Institute, 2010); al tiempo que las tasas de aborto mostraron una reducción por aumento en el uso de anticonceptivos en Europa, Canadá y Estados Unidos.
4) En El Salvador y Nicaragua crearon las leyes más restrictivas del mundo, únicos países donde se obliga a tener un hijo a las embarazadas por violación, o a morirse, si un embarazo pone en peligro sus vidas; en 17 entidades de México legisladores cambiaron las constituciones siguiendo el ejemplo de esos países.
5) Nunca actuó en consecuencia, pero el Papa recibió el caso de las monjas que demandaron haber sido violadas en 23 países, forzadas por curas para tener sexo, obligadas a tomar la píldora y, en caso de resultar embarazadas, forzadas a abortar, o bien expulsadas. (María O’Donohue y Maura McDonald, National Catholic Reporter, 1995).
6) Guardó silencio ante los más de 100 mil niños (81 por ciento varones, menores de 14 años en su mayoría) que sufrieron abuso sexual por parte de 6 mil sacerdotes católicos (9 por ciento del total) en Canadá, Irlanda, Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Holanda, México, Bélgica, Francia y Alemania, entre otros. (Karen Terry, The nature and scope of sexual abuse of minors by catholic priests 1950-2002, 2006).
7) Wojtyla impidió que los pederastas fueran demandados ante las autoridades, a pesar de los ruegos de las víctimas. Él nunca reclamó al cardenal Bernard Law ni a Marcial Maciel por los múltiples abusos sexuales que cometieron por décadas, sino que los cubrió, perdonó y hasta elogió públicamente.
8) No se entiende por qué dejaron el catolicismo 4 millones de mexicanos malagradecidos (en 10 años), y que ahora los jóvenes prefieran la unión libre al matrimonio (Censo 2010), ni que la mitad utilice el condón en vez de recurrir a la abstinencia, como fueron sus enseñanzas.
9) Su promoción de la homofobia ha llevado al rechazo de padres de gays, lesbianas y bisexuales, logrando que sus hijos e hijas sean más vulnerables a la depresión, las adicciones y el suicidio (Cathy Renna, “Family rejection as a predictor of negative health outcomes in white and latino LGB”, Journal of the American Academy of Pediatrics, enero de 2009).
10) ¡Qué decir de sus milagros! Logró que sor Marie Simon-Pierre Normand se curara del Parkinson, y hay quien dice que la eliminación de Bin Laden es su segundo milagro, pero no se ha confirmado. Como yo no pude acercarme a su cuerpo exhumado, le voy a pedir al divino Papamóvil, el que quedó al frente de nuestra basílica, que interceda ante Dios para apaciguar la violencia, tal como pidió Calderón en su visita a Roma, sin duda la solución más inteligente que se ha planteado.
No cabe duda de que los rituales ordenan el universo y domestican las emociones, como dice Víctor W. Turner (El proceso ritual, Taurus,1988), pero no estoy de acuerdo en que las celebraciones rituales se arman cuando hay situaciones muy conflictivas, o cuando hay que elevar el estatus de algún líder. ¿Qué situación querrían tapar los ingleses o los curas con estas ceremonias? ¿Y qué mejor estatus que el de “siervos de Dios”, que ilumina hoy el prestigio de los jerarcas católicos y de nuestros gobernantes?
¡Todos a la marcha del domingo 8!
Qué bueno que hay suficientes fondos en la Secretaría de Hacienda para que Felipe Calderón y los obispos hayan podido viajar a Roma, porque así tomarán ejemplo de los méritos de Juan Pablo II que nadie menciona, pero que está documentado que realizó durante los 27 años de su papado:
1) En alianza con Ronald Reagan, Juan Pablo II contribuyó al fin del comunismo, así como a la imposición de un sistema económico y de un pensamiento único en todo el mundo (Carl Bernstein y Marco Politi, Su santidad, Bogotá, 1996).
2) Su catecismo llevó a revertir el descenso de la fecundidad en México; los gobernantes papistas de la última década llevaron a disminuir el uso de anticonceptivos en adolescentes: actualmente hay más de 700 mil mujeres de entre 15 y 19 años que ya son madres, y otras 8 mil niñas de 12 a 14 años (Censo 2010).
3) En México la tasa de aborto por cada mil mujeres aumentó de 25 a 33, en 20 años (Fátima Juárez et al., Barreras para la maternidad segura en México, Guttmacher Institute, 2010); al tiempo que las tasas de aborto mostraron una reducción por aumento en el uso de anticonceptivos en Europa, Canadá y Estados Unidos.
4) En El Salvador y Nicaragua crearon las leyes más restrictivas del mundo, únicos países donde se obliga a tener un hijo a las embarazadas por violación, o a morirse, si un embarazo pone en peligro sus vidas; en 17 entidades de México legisladores cambiaron las constituciones siguiendo el ejemplo de esos países.
5) Nunca actuó en consecuencia, pero el Papa recibió el caso de las monjas que demandaron haber sido violadas en 23 países, forzadas por curas para tener sexo, obligadas a tomar la píldora y, en caso de resultar embarazadas, forzadas a abortar, o bien expulsadas. (María O’Donohue y Maura McDonald, National Catholic Reporter, 1995).
6) Guardó silencio ante los más de 100 mil niños (81 por ciento varones, menores de 14 años en su mayoría) que sufrieron abuso sexual por parte de 6 mil sacerdotes católicos (9 por ciento del total) en Canadá, Irlanda, Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Holanda, México, Bélgica, Francia y Alemania, entre otros. (Karen Terry, The nature and scope of sexual abuse of minors by catholic priests 1950-2002, 2006).
7) Wojtyla impidió que los pederastas fueran demandados ante las autoridades, a pesar de los ruegos de las víctimas. Él nunca reclamó al cardenal Bernard Law ni a Marcial Maciel por los múltiples abusos sexuales que cometieron por décadas, sino que los cubrió, perdonó y hasta elogió públicamente.
8) No se entiende por qué dejaron el catolicismo 4 millones de mexicanos malagradecidos (en 10 años), y que ahora los jóvenes prefieran la unión libre al matrimonio (Censo 2010), ni que la mitad utilice el condón en vez de recurrir a la abstinencia, como fueron sus enseñanzas.
9) Su promoción de la homofobia ha llevado al rechazo de padres de gays, lesbianas y bisexuales, logrando que sus hijos e hijas sean más vulnerables a la depresión, las adicciones y el suicidio (Cathy Renna, “Family rejection as a predictor of negative health outcomes in white and latino LGB”, Journal of the American Academy of Pediatrics, enero de 2009).
10) ¡Qué decir de sus milagros! Logró que sor Marie Simon-Pierre Normand se curara del Parkinson, y hay quien dice que la eliminación de Bin Laden es su segundo milagro, pero no se ha confirmado. Como yo no pude acercarme a su cuerpo exhumado, le voy a pedir al divino Papamóvil, el que quedó al frente de nuestra basílica, que interceda ante Dios para apaciguar la violencia, tal como pidió Calderón en su visita a Roma, sin duda la solución más inteligente que se ha planteado.
No cabe duda de que los rituales ordenan el universo y domestican las emociones, como dice Víctor W. Turner (El proceso ritual, Taurus,1988), pero no estoy de acuerdo en que las celebraciones rituales se arman cuando hay situaciones muy conflictivas, o cuando hay que elevar el estatus de algún líder. ¿Qué situación querrían tapar los ingleses o los curas con estas ceremonias? ¿Y qué mejor estatus que el de “siervos de Dios”, que ilumina hoy el prestigio de los jerarcas católicos y de nuestros gobernantes?
¡Todos a la marcha del domingo 8!
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