jueves, 13 de mayo de 2010

Sin Dios y sin diablo: los amorosos

Sin Dios y sin diablo: los amorosos

Por Gabriela Rodríguez / viernes 04 de diciembre de 2009

Jaime Sabines nos da la pauta cuando afirma que los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo. Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas.

Los amorosos son hombres, son mujeres, personas más locas al hacer el amor que al decidir interrumpir un embarazo. Porque la locura del sexo es la expresión más directa del deseo y la decisión de ser o no ser madre es un acto de la razón. Compleja la sexualidad humana, un gesto que se mueve siempre entre el deseo y la autorregulación, entre los sueños y las normas.

Por eso es tan grave que los legisladores de Veracruz hayan decidido siquiatrizar, además de criminalizar a las mujeres que aborten, ya que las enviarán a la cárcel y al siquiátrico: por delincuentes y locas: a ellas, no a su pareja, nadie perseguirá a los progenitores. Porque en la moral católica penetrar es un acto que honra el prestigio masculino, en tanto que al ser penetrada la mujer deja de ser inmaculada. La inmaculada concepción de María, la madre de Jesús, fue concebida sin pecado original. Tal es el sustento de los cambios en las constituciones estatales de 17 entidades del país: blindan la vida desde el momento de la concepción; faltó decir: desde el momento de la inmaculada concepción.

Se confirma lo dicho por Ortner y Whitehead, antropólogas pioneras del género: En efecto, el modo en que el prestigio es asignado, regulado y expresado constituye la lente a través de la cual se perciben culturalmente los sexos y sus relaciones sociales. Por eso la tendencia a definir a las mujeres en términos de sus relaciones (madres, cuidadoras) debe ser vista como un reflejo de su exclusión del mundo del prestigio masculino, independientemente de los vínculos cruciales que puedan tener con él.

En las leyes antiaborto se concreta la exclusión de las mujeres del lugar del poder y de las decisiones, se les sitúa como víctimas de la injusticia y la desigualdad, luchas que tendrían que seguir identificando a la izquierda política.

El 20 y 21 de noviembre, en la sesión de la Internacional Socialista (IS) realizada en República Dominicana, se reprobó la actuación de los partidos de izquierda que no han sido consecuentes con la defensa de los derechos de las mujeres en la región.

IS, que agrupa a más de 156 partidos de todo el mundo, reprobó la creación o modificación de leyes que obligan a las mujeres a continuar con un embarazo producto de una violación o que pone en riesgo su vida o su salud. En esa sesión, compañeras del PRD, de Gire, del Consorcio para el Diálogo Parlamentario y de Ipas lograron que la IS reprobara particularmente la actuación del PRI en México y lo llamó a modificar su postura respecto de las reformas legislativas antiaborto que ha impulsado desde finales de 2008. Aunque me pregunto por qué sigue el PRI perteneciendo a la IS, pues ¿cuándo ha luchado por la justicia o por la igualdad?

Organizaciones feministas hicieron un llamado relativo a la Declaración del Centenario de la IS de Mujeres, adoptada en Stuttgart en 2007, en la que se reconoce el reto de garantizar el acceso a servicios sanitarios y al aborto seguro. “Expresamos nuestra profunda preocupación y sorpresa al ser testigos de que partidos de la Internacional Socialista, supuestamente progresistas de América Latina y el Caribe y otras regiones […] han aprobado leyes en sus congresos legislativos que penalizan a las mujeres que interrumpen embarazos no deseados, o impiden reformas legales para reconocer el derecho a decidir”, contraviniendo así la Carta ética de la IS, tales son los casos del PRD, de República Dominicana; del Frente Sandinista, de Nicaragua; del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, y del PRI, de México.

Se generó un resolutivo que contó con el aval de partidos de España, Francia, Grecia, Argentina, Brasil, Austria y Suecia: se reprueba la elaboración o modificación de leyes que obliguen a las mujeres a continuar con un embarazo no deseado, especialmente en casos de violación, o que pone en riesgo su vida y su salud. Asimismo, repudiamos que en América Latina y en cualquier parte del mundo se criminalice y encarcele a las mujeres (particularmente a las más pobres) por su decisión de interrumpir un embarazo no deseado.

Me queda claro que actualmente la laicidad del Estado debe también ocupar un lugar prioritario en la agenda de las izquierdas. Tal como algunos hombres comprenden: “Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese y yo respondo –habla Saramago– que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel (José Saramago, El factor Dios)”.

gabriela.afluentes@gmail.com

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